viernes, 25 de mayo de 2012

Ministerios de lector y acólito

El próximo sábado 16 de Junio recibiré los ministerios de lector y acólitos de manos de nuestro obispo D. Ángel, a las 20h. en el convento de San Antonio el Real en Segovia.


Desde el 10 al 17 de Junio es el Congreso Eucarístico Internacional en Irlanda. Nosotros en la diócesis hemos preparado algunos actos paralelos entorno a la Eucaristía. En concreto ese sábado estará dedicado a la vida consagrada, culminando en una oración-adoración especial en el convento de San Antonio el Real, en Segovia, a las 19h., con todos los religiosos de la diócesis y gente de CONFER.

Ese mismo día tendrá lugar el encuentro de final de curso del Seminario Menor en Familia de Segovia, en el que nos juntaremos con los de Ávila para pasar el día juntos. Terminaríamos en San Antonio el Real, en la oración de las 19h. y seguidamente, celebrando la Eucaristía a las 20h., donde me instituirían de acólito y lector.


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Quedáis todos invitados, sobre todo a rezar por mí y por las vocaciones al sacerdocio en nuestra diócesis. Si alguno se puede pasar, pues ¡bienvenido sea!

domingo, 6 de mayo de 2012

Mi amado hijo

"Pablo, por voluntad de Dios apóstol de Cristo Jesús, según la promesa de vida en Cristo Jesús, a Timoteo, mi amado hijo: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Señor" (2Tm 1,1-2).

Después de subirte tantos videos, seguro que te extraña que escriba unas letras. Tranquilo, no me he olvidado de ti o para rellenar espacio he cologado cosas vanales. Todo ello te podrá servir o no, para ti o para tu vida pastoral, pero es secundario.

Comienzo escribiéndote algo que ya sabías pero que nunca me canso de repetirte: "mi amado hijo". De aquí parten todas mis reflexiones y recomendaciones, todos los consejos y truquillos. Y no busco nada más. ¿Puede un padre acaso olvidar a sus hijos? Así son las entrañas de Dios, del Padre, así nos las ha manifestado su Hijo, así se me puede pegar a mí algo por la gracia de su Espíritu.

Jesucristo me colocó por voluntad suya entre sus apóstoles. Ahora lo eres tú en tus comunidades. Lo mejor que te puedo desear es que recibas tanto bien como el Señor a mí me ha regalado: su gracia, su misericordia, su paz, "el sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor todo lo sacrifiqué y todo lo tengo por estiércol, con tal de gozar a Cristo..." (Flp 3,8).

Si el Señor nunca te dejará solo, ¿cómo podría hacerlo yo, amado hijo?

FJ