"Pablo, por voluntad de Dios apóstol de Cristo Jesús, según la promesa de vida en Cristo Jesús, a Timoteo, mi amado hijo: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Señor. Doy gracias a Dios, a quien sirvo, a ejemplo de mis mayores, con pura conciencia, y sin cesar hago memoria de ti en mis oraciones noche y día" (2Tim 1,1-3). Blog de promoción de las vocaciones al sacerdocio
lunes, 25 de febrero de 2013
viernes, 8 de febrero de 2013
Lectio Divina de Benedicto XVI a los seminaristas de Roma (15 febrero 2013)
VISITA AL PONTIFICIO SEMINARIO ROMANO
MAYOR
CON OCASIONE DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CONFIANZA
CON OCASIONE DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CONFIANZA
"LECTIO DIVINA" DEL
SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Capilla del Seminario
Miércoles 15 de febrero de 2012
Capilla del Seminario
Miércoles 15 de febrero de 2012
Eminencia,
queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos seminaristas,
queridos hermanos y hermanas:
Para mí siempre es una gran alegría ver, en el día de la Virgen de la Confianza, a mis seminaristas, los seminaristas de Roma, en camino hacia el sacerdocio, y ver de este modo a la Iglesia del mañana, la Iglesia que vive siempre.
Hoy hemos escuchado un texto —lo escuchamos y lo meditamos— de la Carta a los Romanos: san Pablo habla a los Romanos y, por lo tanto, nos habla a nosotros, porque habla a los romanos de todos los tiempos. Esta Carta no es sólo la más grande de san Pablo, sino que es también extraordinaria por su peso doctrinal y espiritual. Es extraordinaria también porque se trata de una carta escrita a una comunidad que él no había fundado y tampoco había visitado. Escribe para anunciar su visita y expresar el deseo de visitar Roma, y anuncia los contenidos esenciales de su kerygma; de este modo prepara a la ciudad para su visita. Escribe a esta comunidad, a la que no conoce personalmente, porque es el Apóstol de los paganos —del paso del Evangelio de los judíos a los paganos— y Roma es la capital de los paganos y, por tanto, también el centro, en definitiva, de su mensaje. Aquí debe llegar su Evangelio, para que llegue realmente al mundo pagano. Llegará, pero de modo diverso de como lo había pensado. San Pablo llegará encadenado por Cristo y precisamente encadenado se sentirá libre de anunciar el Evangelio.
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