lunes, 27 de mayo de 2013

Test de eutanasia

Cierto profesor de medicina pidió a sus alumnos que describieran su estado de ánimo si tuvieran que asistir a un caso como el siguiente:
"Se trata de una paciente que aparenta su edad cronológica. No se comunica verbalmente ni comprende la palabra hablada. Balbucea de modo incoherente durante horas, permanece desorientada en cuanto a su persona, al espacio y al tiempo.
No se interesa ni coopera a su propio aseo. Hay que darle de comer comidas blandas, pues no tiene piezas dentales. Presenta incontinencia de heces y orina, por lo que hay que cambiarla y bañarla a menudo.
Babea continuamente, y su ropa está siempre manchada. No es capaz de caminar. Su patrón de sueño es errático, se despierta frecuentemente por la noche y con sus gritos despierta a los demás. Aunque la mayor parte del tiempo parece tranquila y amable, varias veces al día, y sin causa aparente, se pone muy agitada y presenta crisis de llanto involuntario".
La reacción de los alumnos fue variada: cuidar a un paciente así sería devastador, sería una prueba muy dura para la paciencia y la vocación del médico y la enfermera, etc.
¿Y la suya? ¿Estaría usted a favor de aplicarle la eutanasia a esta paciente? Primero piense, y luego siga leyendo.


Volvamos a la clase de medicina. Al final, el profesor muestra una fotografía de la paciente: una bebé de seis meses de edad.
Conclusión: hay que ofrecer el mismo trato a los enfermos y ancianos que a los bebés, pues son igualmente seres humanos, sin dejar que los sentimientos dominen la situación.
Si de usted hubiese dependido, ¿seguiría viva esta paciente?
Antonio J. Monzón Cedrés
Telde. Gran Canaria

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