CARTA
PASTORAL DEL OBISPO DE SEGOVIA
Hacía
muchos años por no decir desde tiempo inmemorial que la diócesis de
Segovia no vivía una situación como la actual de grave vacío
vocacional en relación con seminaristas mayores.
Es
la primera vez que nos disponemos a celebrar el día del seminario
que coincide la fiesta de san José sin contar con ningún
seminarista; ni en el Teologado de Salamanca, ni en un Seminario
mayor. Es un motivo de preocupación y sufrimiento, sin perder la
esperanza en el Señor. No se trata de pensar que cualquier tiempo
pasado fue mejor, ni añorar tiempos de nuestros antepasados que
también entonces ellos podrían añorar el tiempo que no existe. Con
San Agustín afirmamos “Tenemos más motivos para alegrarnos de
vivir este tiempo que poder quejarnos de él”.
Nuestro
hoy, aquí y ahora, tiene aspectos negativos que repercuten en todas
las realidades sociopolíticas y religiosas que no voy a señalar.
Hemos de mirar a Dios Padre de la misericordia y dejarnos iluminar
por su Palabra, ver los brotes de esperanza que nos rodean y
decidirnos a colaborar con ellos para su profundización y eficacia.
“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que
realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un
camino en el desierto, corrientes en el yermo” (Is 43,18-19)
Así
nos habla Dios. Así experimentamos su cercanía y su proyecto de un
futuro de gracia para vivir la alegría y esperanza en medio de
nuestras debilidades. Contamos con un grupo de adolescentes, todavía
muy incipiente pero esperanzador, que aspiran a ser sacerdotes y
preservaran con el deseo de ser seminaristas mayores y un día
recibir el sacramento del Orden. Me refiero a nuestro “seminario
menor en familia” que está a punto de ofrecernos algún brote muy
claro y definitivo de vocación madura para el sacerdocio.
La
diócesis de Segovia, también hay que decirlo, se ha enriquecido
estos años con un número de sacerdotes que venidos de fuera están
trabajando en la “viña del Señor” con espíritu misionero, y
dos congregaciones religiosas sacerdotales de vida apostólica se han
incorporado al presbiterio diocesano. Deseamos que en todos nuestros
proyectos se cumpla la voluntad del Señor para hacer presente la
Buena Noticia de su amor y de su querer, de su perdón y salvación.
Queremos dejarnos guiar por Cristo porque es imprescindible para
llevar a cabo su obra entre nosotros que no es otra que evangelizar,
para esto ha venido Él al mundo, para anunciar el Evangelio del
Reino de Dios y hacer presente el amor inconmensurable con el que
Dios ama a los hombres su querer, su voluntad. Así es como Él
también guiara, seguirá guiando, nuestra Iglesia diocesana como el
único y Buen pastor de nuestras almas, el único dueño de este
rebaño que peregrina por nuestras tierras como solamente Él sabe
hacerlo por las sendas de los buenos pastos.
Pidamos
al Señor, Dios nuestro, que tengamos muchos y santos sacerdotes para
la diócesis de Segovia y para toda la Iglesia universal.
El
conoce nuestras necesidades antes de que lo digamos, que nos conceda
abundancia y santos sacerdotes. El Señor sabe nuestros deseos antes
de que los descubramos, que acreciente nuestra capacidad de desear
para que así nos hagamos más capaces de recibir los dones de su
gracia.Nos sentimos muy pequeños e insignificantes, danos Señor por
medio de la fe, la esperanza y la caridad un deseo ardiente de tener
sacerdotes y seminaristas según tu corazón. Llama a muchos jóvenes
para seguirte con un ideal de vida totalmente consagrada a la causa
del Evangelio.
En
nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras parroquias, en
nuestras catequesis y colegios, suscita vocaciones a la vida
sacerdotal y consagrada. ¡Santa María, Madre del Sumo y Eterno
Sacerdote, ruega por los sacerdotes, ruega por las futuras
vocaciones, ruega por nosotros!
+
Ángel Rubio Castro
Obispo
de Segovia
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